¿La "normalidad" puede ser "nueva"?
Después de adoptar como habituales términos como confinamiento, cuarentena, asintomático, desescalada, hidroxicloroquina, EPI, PCR y por supuesto "coronavirus ", llega la controvertida "nueva normalidad".
¿La "normalidad" puede ser "nueva"? Algunos medios apuntan que la expresión "nueva realidad" sería más acertada. Varios epidemiólogos han señalado también que eso de "normalidad" genera falsa seguridad, y abogan por alguna expresión alternativa como "tregua sanitaria".
En cualquier caso, y continuando con el oxímoron, la famosa curva tampoco podría tener pico, a nadie se le escapa ya que la situación actual está llena de vacíos y si pecamos de imprudentes pensando que esto está casi terminado a lo mejor acabamos por llegar a ningún sitio.
Aprendiendo a hacer cola
Eso de quererlo todo ya y ahora no tiene cabida en la "nueva normalidad" y lo de ser de carácter impaciente no ayuda precisamente.
Recuerdo exactamente la cola más larga que yo hice. Mi prima, mi amiga y yo. Aficionadas al tenis, y ansiosas por empaparnos de la cultura, sociedad y tradiciones de nuestro país de acogida, el torneo de Wimbledon era uno de nuestros esenciales en la lista de "Cosas que hacer cuando viva en Londres". Hacer cola para Wimbledon es realmente una tradición. Para algunos es tan especial o más que ver los partidos. Los más entusiastas la consideran una actividad casi tan británica como la mismísima Reina. Ya en su momento me llamó mucho la atención lo ceremonioso de aquella cola kilométrica: "I've queued in the rain for Wimbledon". Esta fue la pegatina que nos dieron. Tras horas en la fila por fin llegamos a la famosa colina de Henman Hill frente a la mítica pantalla gigante. La historia de cómo mi amiga resbaló con la lluvia, se fracturó la muñeca y salimos en ambulancia del recinto, mejor os la cuento otro día.
Recuerdo exactamente la cola más larga que yo hice. Mi prima, mi amiga y yo. Aficionadas al tenis, y ansiosas por empaparnos de la cultura, sociedad y tradiciones de nuestro país de acogida, el torneo de Wimbledon era uno de nuestros esenciales en la lista de "Cosas que hacer cuando viva en Londres". Hacer cola para Wimbledon es realmente una tradición. Para algunos es tan especial o más que ver los partidos. Los más entusiastas la consideran una actividad casi tan británica como la mismísima Reina. Ya en su momento me llamó mucho la atención lo ceremonioso de aquella cola kilométrica: "I've queued in the rain for Wimbledon". Esta fue la pegatina que nos dieron. Tras horas en la fila por fin llegamos a la famosa colina de Henman Hill frente a la mítica pantalla gigante. La historia de cómo mi amiga resbaló con la lluvia, se fracturó la muñeca y salimos en ambulancia del recinto, mejor os la cuento otro día.
Dejando a un lado nuestra accidentada anécdota, resulta llamativo el hecho de que, siendo la lengua española mucho más rica en palabras que la inglesa, nosotros no tengamos un verbo específico para indicar que tenemos que hacer fila y esperar que nos toque el turno.
En una misma noche tu puedes trasnochar, desvelarte y madrugar. Sin embargo, no existe una traducción literal para estas palabras en inglés. Se las ingenian usando engorrosos phrasal verbs y añadiendo palabras aclaratorias: "to stay up all the night", "to wake up in the middle of the night", "to get up early".
Curiosamente, cuando se tratar de "hacer cola", ellos simplemente "queue".
En una misma noche tu puedes trasnochar, desvelarte y madrugar. Sin embargo, no existe una traducción literal para estas palabras en inglés. Se las ingenian usando engorrosos phrasal verbs y añadiendo palabras aclaratorias: "to stay up all the night", "to wake up in the middle of the night", "to get up early".
Curiosamente, cuando se tratar de "hacer cola", ellos simplemente "queue".
Vuelta a casa
De la misma forma que ha convertido lo habitual en extraordinario, esta pandemia también ha puesto lejos lo que antes estaba tan cerca. Con la maleta hecha un día antes y los nervios en el estómago cargados de felicidad, la sensación era la misma que años atrás cuando volvía a casa en avión y nos separaban algo más de 367 km. ¿Parecía también antes tanto tiempo?
Mamá esperando en la puerta. La abuela esperando en la otra. Papá con la radio puesta. Mi hermana con su camiseta roñosa. Todo esta en su sitio. Esto sí es normalidad.
¿Y para ti? ¿ Qué es lo mejor de la "nueva normalidad"?
Lo reconfortante del hogar es para mí lo mejor de esta nueva etapa. La cercanía que no te daba la pantalla de la tablet. La seguridad de poder estar, porque a dos metros ya es estar. La sensación de, con precauciones, ser más libre. Ser más yo. Ser más nosotros.
El hogar siempre huele a normalidad. Con tanta incertidumbre lo conocido sabe más si cabe a gloria. Esta normalidad a mí me deja como nueva, después de todo, quizás lleven razón.