Hoy es día 29 de abril de 2020, y tras 6 semanas de confinamiento en casa, muchas ganas de tomar el sol y la necesidad de ejercitar mi pensamiento creativo, ha surgido este blog.

Que elija esta imagen no es casualidad. 

Me inspira tranquilidad, justo lo que ahora 

necesito entre tanta medida e incertidumbre. 

Es una postal de Lanzarote,

la compré en mis vacaciones del verano pasado.

Leí el otro día un artículo que decía:

"Ahora más que nunca, todo tiempo pasado fue mejor".

A priori, cierto. 

En esta situación sin precedentes,

tendemos a idealizar todo lo vivido; 

vacaciones, momentos, trabajo, amores.

Tantas cosas echamos de menos,

que vivimos de recuerdos.

Me acordaba estos días de mi padre. De pequeña se empeñaba en convertirme en amante del ajedrez, su "deporte" favorito. Aunque con los años haya tenido que rendirse, echo de menos la pasión que le ponía.

De mi hermana, de la que nunca he sido cómplice confidente porque sé como es, pero de la que sé, que tampoco necesito serlo.

De mi madre, la persona más fuerte que conozco y a la que esto del coronavirus debería sonarle a risa. Aún así desinfecta la casa a diario.

Tantas personas echamos de menos, que añoramos mil momentos.

Pero.. ¿a que te fijaste en la puerta verde? Necesitamos convencernos que siempre hay opciones, que siempre hay salidas. Preferimos idealizar los momentos que están por venir. Ese beso que le darás a la abuela, esa paella de domingo que celebraremos toda la familia junta, ese trabajo en el que nos sentiremos más realizados, todo ese amor que espera al otro lado de la puerta.

Ahora más que nunca, crucemos la puerta y miremos hacia el verde.